Una mascarilla es una pasta formada por varios ingredientes con diferentes funciones según el efecto que se busque (nutrientes, hidratantes, blanqueadores, absorbentes, limpiadores…). Cuando se extiende sobre la piel se evaporan sus componentes acuosos y se queda adherida sobre ella, actuando como una película aislante y provocando un leve aumento de la temperatura cutánea superficial. Con este efecto, los nutrientes penetran mejor en la epidermis y la secreción grasa se reblandece y es arrastrada con facilidad al retirar la mascarilla. Además las sustancias absorbentes permiten limpiar bien la epidermis de grasa e impurezas acumuladas sobre ella, como pueden ser células muertas, restos de polvo y polución, etc.

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Las funciones cosméticas de las mascarillas son:

  • Efecto tensor: al aplicarse húmedas y evaporarse el agua que contienen, producen un efecto físico tensor y reafirmante.
  • Acción limpiadora y purificante, al estimular la eliminación de las secreciones y el arrastre de impurezas y células muertas que permanecían sobre la piel.
  • Acción hidratante, porque la aplicación de la mascarilla actúa como barrera ayudando a que la piel retenga su propia humedad.
  • Efecto favorecedor de la renovación celular, al eliminar las células muertas.

En nuestra nevera y en nuestra despensa tenemos un montón de ingredientes que podemos utilizar para fabricarnos estupendas mascarillas caseras de vez en cuando. Es aconsejable utilizar ingredientes vegetales frescos, porque incluyen enzimas naturales y antioxidantes de gran valor cosmético.

Ingredientes que pueden formar parte de las mascarillas son:

  • Leches vegetales, que tienen  propiedades restructurantes, hidratantes y suavizantes, y contribuyen a mejorar el aspecto de la piel. Las más habituales son las leches de cereales como avena, cebada, quinoa y trigo.
  • Aceites vegetales: especialmente apreciados los aceites ricos en ácidos grasos esenciales, como el aceite de oliva, el aceite de girasol, aceite de almendras dulces…
  • Frutas: pulpas y zumos de limón , naranja dulce, fresas y pomelo, todas ellas ricas en vitamina C, que se emplean como antioxidantes para obtener una piel radiante. Las pulpas ricas en potasio, azúcares y vitaminas (kiwi y melón) nutren y revitalizan las pieles cansadas y maduras.
  • Exfoliantes: Se pueden emplear el azúcar y la sal, que actúan como buenos exfoliantes físicos.
  • Como calmantes y refrescantes infusiones de manzanilla, tilo o menta.
  • Otras sustancias con propiedades interesantes son la miel, la levadura de cerveza, y la clara y yema de huevo.

Mascarilla casera de fresas:

Es mejor hacer una cantidad pequeña para utilizar la mascarilla solamente una vez, ya que las propiedades de los ingredientes frescos se pierden, y se oxidan enseguida. No se debe guardar para utilizar otro día.

Ingredientes:

    • 2 o 3 fresas, machacadas y hechas puré.
    • 1 cucharadita de yogourt.
    • 1 cucharadita de miel.
    • 1 cucharadita de aceite de oliva virgen.
    • 1 yema de huevo.
    • 1 cucharadita de harina de trigo, mejor integral.
    • 1 cucharadita de azúcar.

 Esta mascarilla se aplica con movimientos circulares en la piel, evitando la zona alrededor de los ojos, y se deja actuar durante 10 a 15 minutos. Se retira fácilmente sólo con agua fría.

La piel queda suave, hidratada, limpia y depurada.

Isabel Fernández. Máyikas

 

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